Epílogo
En la otra vida...
Estaba apoyado en la pared mirando mi iPod. Cuando pasó una chica que me lo tiró al suelo. Me agaché para recogerlo pero ella lo hizo antes. Se quitó las gafas de sol y el gorro. Esto hizo que se soltara su larga melena negra y que le pudiera ver lo ojos. Tuve un impulso y la besé. Pensé que ella se quejaría, pero lo que hizo fue mirarme, esos ojos... ese pelo... ¡era ella!Era María... Nos abrazamos muy fuertemente. El cuento de hadas al final ha acabado bien para todos.
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